Lichadonisia, o Lichades, está compuesta por un conjunto de islas de origen volcánico, formada entre siete o más islas pequeñas e islotes en el noroeste de la gran isla de Evia.

Las islas no están habitadas, las cuales resultan un destino aún más exótico y exclusivo. Para llegar hasta allí debes tomar un barco en el puerto de Kammena Vourla que te llevará hasta las playas llenas de hamacas y sombrillas. Algunos las llaman las “Maldivas, Seychelles, Bahamas, de Grecia” y, aunque no sea tan fácil llegar hasta aquí, el esfuerzo merece la pena.

Las islas de este lugar verdaderamente paradisíaco y virgen son:  Limani, Vorias, Vagia, Steno, Strongyli, Mikri y Manolia.  Esta última es la más grande y es la principal atracción turística en el verano.

Leyendas e historias del pasado se esconden detrás de estas islas

Puedes visitar los rincones más escondidos de la cuna de la civilización, como las Termópilas, donde los 300 espartanos detuvieron el avance del monstruoso ejército persa.

E incluso llegar a los meteoritos. Monasterios creados por monjes en los picos de las montañas para estar más cerca de Dios.  Son edificios inexplicables con palabras terrenales comunes. Verlos y tocarlos te da una sensación surrealista, mágica. Los puedes ver en fotos, pero vivirlos será una de las mejores experiencias de tu vida.

Origen mitológico

Según la mitología griega, Deianira, esposa de Hércules, pensando en ser traicionada, envió un abrigo envenenado a su esposo a través del criado Lichas. Hércules estaba tan furioso que arrojó a su criado al mar. Los restos de las desafortunadas Lichas se dispersaron entre las islas, de ahí el nombre de Lichadonisia.
En realidad, esta fascinante cadena de islas surgió después del terremoto del 426 AC cuando la tierra que conectaba la isla con el centro de Grecia se hundió en el Mar Egeo.